¿Estás de baja laboral o te lo estás planteando?  

Cada vez más personas llegan a consulta completamente agotadas. Algunas ya están de baja laboral por motivos de salud mental; otras se lo están planteando. Muchas no lo saben, pero lo necesitan. Llevan tiempo funcionando en piloto automático, con el cuerpo tenso, la mente acelerada y la motivación por los suelos… pero siguen. Porque piensan que no es “para tanto”, que hay que aguantar un poco más, que parar sería un signo de debilidad. 

Pero no lo es. Parar no es rendirse. Parar es cuidarse.. 

Baja Laboral por Salud Mental: ¿Por Qué Nos Da Miedo Pedirla?

Lo entiendo. Nos han enseñado que el valor personal se mide en productividad, que descansar es un lujo y que pedir ayuda es algo que se hace solo cuando ya no queda otra. En ese contexto, reconocer que necesitamos parar da miedo. Aparece la culpa, el “¿y si decepciono a alguien?”, el “¿y si me estoy inventando todo esto?”. 

Pero no es pereza, ni flojera, ni falta de voluntad. Es malestar real. Es un cuerpo y una mente que están pidiendo ayuda. 

Podemos empezar a comprender qué está pasando y acompañarlo de forma más saludable. Porque cuando se atiende a tiempo, el sufrimiento puede transformarse en alivio, en claridad y en una forma de estar que no duela tanto. 

La ansiedad, el agotamiento extremo, la tristeza profunda o la desconexión emocional no se curan con más esfuerzo. Al revés: muchas veces, lo que necesitas es parar para poder empezar a cuidarte de verdad. 

7 Señales de que Necesitas una Baja Laboral por Salud Mental

¿Cuándo deberías considerar una baja? 

No hay una fórmula exacta, pero como psicóloga, te comparto algunas señales que suelo observar en personas que realmente necesitan ese paréntesis: 

  • Te cuesta levantarte, incluso cuando has dormido. 
  • Tienes la sensación de que todo te supera. 
  • Te notas más irritable, más sensible o más desconectada. 
  • Tu mente va tan rápido que no puedes concentrarte. 
  • Tu cuerpo empieza a hablar: insomnio, tensión muscular, dolores, problemas digestivos. 
  • Ya no disfrutas de lo que antes te gustaba. Y la idea de ir a trabajar o reincorporarte te genera ansiedad o tristeza. 
     

Si te ves en varias de estas, habla con un profesional. La baja es una herramienta médica que no deberías decidir individualmente. Coméntalo con tu médico o con tu terapeuta, y valorad juntos qué es lo mejor para ti. 

Baja Laboral por Salud Mental: No Es Parar, Es Cuidarte

Estar de baja no es “parar tu vida”. Es empezar a cuidarte. 

Muchas personas me dicen en consulta: “Pero si pido la baja, ¿qué hago? Me voy a sentir peor por no hacer nada.” 

Y ahí está la trampa. No estás de baja para ser productiva en casa. Estás de baja para recuperar tu salud. Y eso también es hacer. 

Durante ese tiempo, puedes: 

  • Recuperar tu ritmo de sueño y de descanso. 
  • Salir de un entorno que ahora mismo te está haciendo daño. 
  • Procesar todo lo que llevas tiempo aguantando. 
  • Redefinir tus límites y tus necesidades. 
     

No se trata de “desconectarte de todo”, sino de reconectar contigo.  

Estas son algunas de las pautas que suelo recomendar en terapia. Son simples, pero no por eso menos importantes: 

  1. Regula el descanso: Dormir bien es parte del tratamiento. No lo minimices. Intenta mantener una rutina, reducir pantallas antes de dormir y darle al cuerpo el tiempo que necesita para repararse. 
  1. Crea una pequeña estructura diaria:  No tienes que hacer mil cosas. Pero marcarte 2 o 3 momentos sencillos puede ayudarte: salir a caminar, prepararte algo nutritivo, darte una ducha larga, leer un poco… 
  1. Muévete con amabilidad: Tu cuerpo también necesita liberar tensión. No hace falta que te pongas metas deportivas: caminar, estirarte o bailar una canción en casa puede ser suficiente. 
  1. Acompáñate profesionalmente: La baja te da el tiempo. La terapia te ayuda a entender, sanar y reconstruirte. No estás sola. Y no tienes por qué saber hacerlo todo sin ayuda. 
  1. Permítete descansar mentalmente: No todo debe ser “productivo”. Está bien ver una serie, aburrirte, reír o hacer cosas que simplemente te distraigan. Eso también forma parte de la recuperación. 

¿Y si me estoy planteando reincorporarme, pero no me siento preparada? 

Este es otro punto clave. Muchas personas me dicen: “Ya llevo tiempo de baja… pero no me veo con fuerzas para volver.” 

Y es completamente válido. 

La reincorporación también debe hacerse acompañada de un profesional. No por presión externa, ni porque “ya toca”. Si no estás bien aún, si el malestar sigue presente o si volver te angustia profundamente, habla con tu médico y con tu terapeuta. Hay opciones. Se puede alargar la baja, reincorporarte de forma progresiva o incluso trabajar en estrategias para afrontar el regreso con más recursos. 

Volver a lo mismo, de la misma manera, no es sanar. Volver con nuevos límites, con conciencia y con apoyo, sí. 

No es debilidad. Es salud. 

Pedir una baja por salud mental no te hace menos. No te quita valor, no te define. Al contrario: habla de tu capacidad de reconocer tus límites, de escucharte, de priorizarte. 

La salud mental no se ve, pero se nota. Se nota en cómo duermes, en cómo piensas, en cómo te relacionas contigo y con los demás. Y cuando algo no va bien, tienes derecho a pedir ayuda. 

Si te encuentras en alguna de estas situaciones, no ignores las señales y pide ayuda a un profesional. Puede agendar tu primera sesión gratuita con nosotros aqui.