Señales de alarma para un posible trastorno alimenticio

Lamentablemente la presión social sobre la delgadez es cada vez mayor. Y es ésta, junto a otros factores, una de las causas más relevantes de los trastornos alimenticios

Existen varios tipos de trastornos de la conducta alimentaria, y no todos consisten en la restricción de la comida, aunque sí muchos de ellos. Aquí vamos a nombrar las señales de alarma más comunes que nos predicen un posible trastorno alimenticio.

  • Preocupación exagerada por realizar dietas restrictivas y por los ingredientes de las comidas y/o recetas.
  • Sentimiento de culpa por la comida. Intentos de evitar comer en grupo.
  • Encontrar envoltorios o comida escondida.
  • Pérdida de peso injustificado y miedo exagerado al sobrepeso.
  • Encerrarse en el baño después de cada comida.
  • Percepción errónea de la imagen corporal.
  • Intentos por esconder el cuerpo con ropa ancha o dejando de hacer actividades.
  • Aumento de la irritabilidad, agresividad y mentiras. Síntomas depresivos y/o de ansiedad.
  • Alteración del rendimiento académico/ laboral.

Recalcamos que esto no se puede entender como diagnóstico ya que se requiere el seguimiento de síntomas específicos y la valoración de un profesional.

Ante esta situación el papel de la familia y amigos es crucial. A pesar de que ser familiar de alguien que está pasando por una situación complicada es, en muchos casos, igual de complicado. Es importante que los familiares y amigos tomen la postura adecuada para facilitar el trabajo al afectado y al profesional que pueda tratarle.

¿Que hago si tengo muchas ganas de comer por la noche?

En muchas ocasiones, la ansiedad por la comida aparece a altas horas de la madrugada. A veces podemos ganarle y dormir pero en otras ocasiones es el “hambre” o la gula el que se apodera de nosotros. El problema viene cuando, tras ir a comer algo, te sientes mal y sientes que no pudiste controlarlo. 

Existen técnicas que ayudan a controlar las ganas de picar por la noche, pero no debes dejar de buscar a un profesional si te encuentras con alguna alarma que indique la posible presencia de un trastorno alimenticio.

Una de las técnicas que podrías probar es el “medidor del impulso”. Consiste en rellenar una botella de agua y dibujar 5 marcas, de arriba a abajo con separaciones cada vez más grandes, dejando entre la última raya y el final de la botella 4 dedos aproximadamente. Introduciremos agua hasta rebosar y se quedará en algún lugar entre tu habitación y la cocina.

Cuando aparezcan esas ganas de picar iras a la botella como haces de forma habitual y empezarás bebiendo el primer escalón, este debe tener agua suficiente como para saciar la sed o incluso un poco más. Este proceso se repite cada vez que intentes ir a por algo de picar, una vez acabada la botella puedes volver a rellenarla y volver a empezar. Se trata de engañar al cerebro llenando nuestro cuerpo de agua hasta dormirnos. Necesitaremos por lo menos 2-3 semanas hasta habituarnos y que sea un proceso natural. 

Es importante recalcar que esta técnica no puede ser nunca sustituida por la cena o por una comida ya que el efecto inverso es potencialmente peligroso para la salud. En estos casos debo advertirte que puedes estar en los comienzos de un trastorno de alimentación ya que suelen disfrazarse de conductas en las que uno cree tener el control. Existen muchos tipos de trastornos alimenticios que nada tienen que ver con la Anorexia tan conocida, por ejemplo el trastorno por atracón, que consiste en ingerir cantidades elevadas de comida de forma descontrolada.

¿Por qué tengo ansiedad?

Muchas veces tenemos síntomas de ansiedad fuera de contextos estresantes, lo cual no concuerda bien con lo que entendemos por “ansiedad”. Por ejemplo, en la playa, con amigos o simplemente un día normal viendo la tv, en la ducha, dando un paseo etc. Es decir, situaciones que de por sí no requieren una alerta, porque no hay nada que nos esté preocupando en ese momento. Pero esto también tiene una explicación. 

Cuando nos sucede algún acontecimiento traumático o doloroso nuestros mecanismos de defensa generan anclajes con los estímulos que nos rodean. 

Por ejemplo, el día que te dejó tu novio había una pizzería cerca de ti. Podías sentir el olor a queso fundido, la gente hablando en el restaurante y había muchos carteles rojos con banderas de Italia. Después de unos meses o incluso años has superado por completo ese día que fue tan difícil. Pero caminando por la calle hueles ese queso, o en una sala llena de gente hay muchas conversaciones entrecortadas o, simplemente, paseando, ves algo de color rojo. 

Y el anclaje que hizo tu cerebro hace ya meses actúa y empieza a generarse esa ansiedad de forma automática, inconsciente, (porque así funcionan estos mecanismos) y empiezas a sentirte mal y te preguntas ¿Por qué tengo ansiedad?

Ante esta situación lo más importante es identificar cuales son tus anclajes y será desde ahí donde podemos empezar a trabajar. 

¿Necesito ir a terapia?

Esta pregunta es muy común cuando se está pasando por alguna situación complicada. Pero lo cierto es que muchas veces deberíamos plantearnos esto antes de llegar a tal punto. 

Lamentablemente aún existe esta falsa creencia de que si vas al psicólogo es porque tienes un problema súper grave. Pero la realidad es que en terapia hablamos de problemas habituales que tenemos todos, aprendemos a gestionar nuestras emociones ante ellos y así conseguimos entendernos mejor, hablarnos mejor y, en consecuencia, sentirnos mejor. No es necesario vivir un ataque de pánico para saber que necesitamos ayuda. 

Parece muy lógico acudir al médico para hacer revisiones y asegurarnos llegar a tiempo para conservar así nuestra salud física, pero ¿cuánto tiempo llevas sin revisar tu salud mental? Puede ser que incluso aún no lo hayas hecho nunca y no debes culparte por ello, así se nos enseña a lidiar con los problemas mentales: ignorándolos hasta llegar al final, hasta que no puedes más y entonces puede que te preguntes ¿Necesito ir a terapia?

Estas son NUEVE de las alarmas que te podrían indicar que necesitas un acompañamiento psicológico:

  • Problemas de gestión de emociones.
  • Síntomas de ansiedad, leves o moderados.
  • Sensación de apatía o poco placer por las cosas.
  • Irritabilidad o dificultades de comunicación.
  • Problemas de sueño.
  • Inseguridad con la imagen corporal.
  • Problemas familiares o laborales.
  • Poca motivación.
  • Problemas de conducta en casa.
  • Problemas de comunicación con tu pareja o amigos.

Si alguna de estas señales se encuentra afectando a tu vida diaria es un gran indicador de la necesidad de buscar un acompañamiento que te ayude a lidiar con las dificultades que puedes estar atravesando. 

¿Como saber si tengo ansiedad?

La ansiedad es el término que utilizamos para hablar de un conjunto de síntomas. Aunque no es necesario que todos se cumplan si que lo deben hacer muchos de ellos para saber si tenemos ansiedad. 

  • Me preocupo mucho por lo que puede pasar en el futuro.
  • Siento que me falta el aire.
  • Me encuentro agitado, inquieto o con palpitaciones en el corazón.
  • Tengo problemas a la hora de dormir.
  • Me siento irritado con las personas y conmigo mismo.
  • Me cuesta socializar.
  • Tengo problemas par concentrarme.
  • Me preocupo mucho por todo.

Es habitual encontrarnos con alguno de estos síntomas y pasarlos por alto. En ocasiones podemos identificar algo que nos está preocupando o produciendo estrés y acusarlo así del “culpable” de nuestra ansiedad. (Ej. He perdido mi puesto de trabajo). En otras ocasiones simplemente notamos los síntomas pero no sabemos de dónde viene. Pero lo cierto es que la ansiedad suele esconder algo.