Problemas de motivación

Cuando procrastinamos, es decir, cuando dejamos las cosas para otro momento, muchas veces, lo relacionamos con la falta de motivación que hay para hacerlo, pero es esa misma acción la que promueve no tenerla. Es decir, suele convertirse en un bucle entre “no quiero hacerlo porque no estoy motivado” y al no hacerlo, nunca me va a motivar hacerlo. Y, en muchos casos, se acompaña de sentimientos de culpabilidad y un malestar muy incómodo.

Por ejemplo, te da mucha pereza ir al gimnasio o estudiar. Ambas suelen tener ganancias que nos atraen, pero el proceso nos cuesta mucho. Pues ¿Sabías que simplemente por hacer aquello que te da tanta pereza hay de inmediato un aumento en tu autoestima? 

Lo que ha pasado es que ¡Has ganado una competición contra ti mismo! Y tú cerebro lo entiende igual. Al haberlo hecho, sentirte mejor y aumentar tu autoestima, lo más probable es que tras un par de “competiciones ganadas” aumentes tu motivación para hacer lo que te da tanta pereza y llegues antes a tus objetivos. 

Si no tiene solución no es un problema

Las personas nos preocupamos mucho por las cosas, de hecho, es muy habitual estar buscando soluciones a problemas que no existen

Por ejemplo, aquel amigo con el que te peleaste, te traicionó y decidiste alejarte de él pero sigues intentando entenderlo y buscando una solución para lo que te hizo, pero es mucho más sencillo. Si tú crees que ese problema ya no tiene solución, automáticamente no es un problema, es simplemente una situación más o menos fácil de aceptar.

Y ahora el problema podría ser otro: el duelo que estás viviendo está siendo difícil de aceptar y necesitas ayuda para superarlo. Este problema sí que tiene solución, por lo tanto, debes pasar a la acción y buscar herramientas y el acompañamiento que necesites, pero entendiendo cuál es el verdadero problema.

Cuando entiendes que se trata de un proceso de aceptación buscas soluciones para llevar mejor este proceso y encuentras respuestas que, en este caso, seguramente, te harán sentir mejor que los pensamientos anclados en un problema que, al no tener solución, no existe. 

El error de “consultar con la almohada”. Ejercicios para dormir mejor

Es muy común aconsejar a las personas que no tomen decisiones de forma impulsiva y que en su lugar lo “consulten con la almohada”. Lo cierto es que tienen razón, hay decisiones que requieren un tiempo de valoración y es bueno hacerlo de forma no impulsiva. Pero el problema ocurre cuando se utiliza el tiempo de descanso para hacer esto. 

Son muchas las personas que al meterse en la cama empiezan a pensar en todos los problemas que tienen, en todas las obligaciones que deben cumplir y en todo aquello que les preocupa, lo cual suele arrastrar un problema de sueño.

Creo que es importante que de forma voluntaria recordemos que debemos valorar los problemas que tenemos en otro momento del día, por ejemplo la ducha, o durante la merienda. Un buen ejercicio para esto es darnos un espacio cada día para decidir, planear o gestionar lo que nos preocupa y hacer un pacto personal con la almohada de que no vas a traerle problemas, solo vas a pensar en aquello que has conseguido, en lo bueno que has vivido ese día.

Otra parte importante es la forma en la que castigamos al cerebro con las pantallas por las noches. El cerebro es un ordenador que procesa a toda velocidad durante muchas horas, pero nosotros le exigimos que a la hora que queramos se apague de inmediato y, si no lo hace, a los 10 minutos le castigamos con una pantalla porque “no nos podemos dormir”. Respetar sus tiempos te va a permitir por una parte, más tiempo para enfocarte en lo positivo del día y por otra parte asegurar un mejor descanso.

La ansiedad no es mala, ¿Entiendes por qué?

Cada vez se habla más sobre esto pero aún sigo encontrándome con muchas personas que se preguntan qué es realmente la ansiedad. Sabemos lo que produce, cuáles son sus síntomas y algunas técnicas para paliarlos, pero, ¿qué es? Con este ejemplo sencillo creo que no se te va a olvidar. 

Imagina que hay un conejo en un bosque y se encuentra con un león. Al ver al león sus mecanismos de supervivencia se van a poner en alerta y van a generar muchos nervios, esto le ayudará a salir corriendo y huir. Al llegar con el resto de conejitos lo más probable es que siga nervioso y tarde unos minutos en estar tranquilo, pero luego se olvidará y seguirá con su vida. Hasta aquí todo bien. Pero.. ¿Qué crees que pasaría si el conejo, en vez de tranquilizarse le cuenta al resto de conejos lo ocurrido y se empieza a preguntar “y si me hubiese pillado” o “y si vuelve y esta vez no puedo correr” etc? Lo que ocurriría es que el conejo viviría constantemente con esa sensación de alarma que tenía ante el león. Concretamente, el conejo tendría lo que hemos llamado ansiedad

La ansiedad es un mecanismo de supervivencia, no es algo malo, de hecho nos ayuda a prevenir muchas situaciones. Lo malo es cuando se acompaña de pensamientos irracionales o cuando no sabemos entender que está ahí para cumplir su función y no para hacernos pasar un mal momento. 

Saber esto y entender la ansiedad como algo bueno para ti te ayudará a no evitarla, entenderla y aceptarla es fundamental para tu bienestar. 

¿Cómo validar las emociones de alguien con el que no estoy de acuerdo?

Validar las emociones muchas veces lo confundimos con el hecho de estar de acuerdo con alguien. Por ejemplo, imagina que tu amigo/a está muy triste porque su relación de pareja no va bien, y decide, en un arranque de ira, pegar a su pareja y amenazar con llevarse a los hijos del hogar. Tú, como amigo/a, estás en desacuerdo con lo que está haciendo y así se lo puedes hacer saber, pero, incluso estando en desacuerdo puedes, incluso a mi parecer, debes, validar la emoción

Validar la emoción en este caso sería entender qué tu amiga sintió esa ira y ese malestar tan profundo como para llegar a cometer ese acto con el que no estás de acuerdo, pero entiendes el malestar que tenía antes de eso. El simple hecho de hacerle entender que entiendes lo mal que lo debió pasar como para llegar a hacer eso puede ayudar mucho más a tu amigo/a que el rechazo que le producirá que le digas algo tan superficial como “lo has hecho fatal y no estoy de acuerdo contigo”

El poder que tienen las palabras muchas veces son la clave para ayudar a mejorar las vidas de las personas y una gran herramienta es la habilidad de validar las emociones incluso estando en contra de los actos. 

Cómo ayudar a alguien con un trastorno alimenticio

La desesperación de un familiar o amigo de alguien que esta empezando a mostrar señales de alarma de estar viviendo un TCA puede ser mayúscula. Lo primero que debo decirte es que es normal todo lo que estás sintiendo y entiendo que tienes muchas ganas de ayudarle a que mejore.

Te voy a presentar algunas formas en las que sí podrías ayudarle y otras que, aunque, entiendo que viene siempre de la buena voluntad, a veces pueden dificultar el proceso de mejora e incluso precipitar el avance del problema. 

En primer lugar debemos evitar:

  • Hablar sobre apariencia física, suya o de cualquier otro
  • Exigir que cambie de conductas o acusarle de estar haciendo algo mal, ya que podría sentirse culpable y para defenderse empezaría a ocultarse aún más.
  • Tirar la toalla después de la primera conversación. Es un proceso y debemos ser persistentes.
  • Esperar sin hacer nada, es imprescindible la ayuda de un profesional si hay una sospecha de TCA

Por el contrario es importante:

  • Mantener la calma y no juzgar sus comentarios o actitudes
  • Centrarnos en la salud y nunca en la apariencia. Explicarle lo preocupados que estamos con sus conductas y lo peligroso que es para sí misma.
  • Ser honesto y apoyar siempre a la persona: Validando sus emociones. Con frases como “Entiendo lo duro que puede estar siendo todo esto para ti y quiero poder ayudarte”, “Estoy preocupado por ti y me gustaría apoyarte en todo”, “Quiero que estés a salvo” etc.
  • Debemos escuchar aunque no nos guste lo que dicen. Habitualmente niegan que tengan un problema, es por ello que debemos hacer que se sientan escuchados y que entendemos sus sentimientos a la vez que proporcionamos ayuda.
  • Animarle desde la comprensión y el cariño a buscar ayuda es la parte más importante. 

El trabajo del acompañante no es nada fácil pero sí fundamental para el paciente, es importante mantener la calma y confiar en el proceso.

Síntomas depresivos

Muchas veces las personas pasamos por situaciones dolorosas que conllevan periodos de tristeza normales en el ser humano. El problema es cuando éstos nos dificultan continuar con la vida diaria o creemos que están durando más de lo esperado y entonces empezamos a sospechar de una posible depresión. En otras ocasiones parece no haber ningún hecho que nos esté provocando este malestar pero sí que tenemos muchos de los síntomas de esta enfermedad

Estas son las señales de alerta y la sintomatología más habitual de la depresión:

  • Sentimientos de tristeza, vacío o desesperanza la mayor parte del tiempo.
  • Poco interés o placer por las cosas.
  • Cambio en el peso (aumento o disminución) sin una causa médica.
  • Problemas de aumento o falta de sueño.
  • Agitación o retraso psicomotor.
  • Pérdida de energía.
  • Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesivos.
  • Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones.

Dentro de estas características existen multitud de especificadores y de parámetros que nos indicarían mejor en qué situación se encuentra el paciente. Pero, creo firmemente que, presentar al menos 4-5 de ellas son una alarma grande para buscar ayuda profesional.

Señales de alarma para un posible trastorno alimenticio

Lamentablemente la presión social sobre la delgadez es cada vez mayor. Y es ésta, junto a otros factores, una de las causas más relevantes de los trastornos alimenticios

Existen varios tipos de trastornos de la conducta alimentaria, y no todos consisten en la restricción de la comida, aunque sí muchos de ellos. Aquí vamos a nombrar las señales de alarma más comunes que nos predicen un posible trastorno alimenticio.

  • Preocupación exagerada por realizar dietas restrictivas y por los ingredientes de las comidas y/o recetas.
  • Sentimiento de culpa por la comida. Intentos de evitar comer en grupo.
  • Encontrar envoltorios o comida escondida.
  • Pérdida de peso injustificado y miedo exagerado al sobrepeso.
  • Encerrarse en el baño después de cada comida.
  • Percepción errónea de la imagen corporal.
  • Intentos por esconder el cuerpo con ropa ancha o dejando de hacer actividades.
  • Aumento de la irritabilidad, agresividad y mentiras. Síntomas depresivos y/o de ansiedad.
  • Alteración del rendimiento académico/ laboral.

Recalcamos que esto no se puede entender como diagnóstico ya que se requiere el seguimiento de síntomas específicos y la valoración de un profesional.

Ante esta situación el papel de la familia y amigos es crucial. A pesar de que ser familiar de alguien que está pasando por una situación complicada es, en muchos casos, igual de complicado. Es importante que los familiares y amigos tomen la postura adecuada para facilitar el trabajo al afectado y al profesional que pueda tratarle.

Temor a las primeras citas

En mi trabajo me encuentro con muchas personas que tienen miedo en sus primeras citas, especialmente con personas que les atraen sexualmente. Pero tras esos miedos suele esconderse un enorme miedo al rechazo y es desde ese lugar donde tenemos que empezar a trabajar. 

Superar el miedo al rechazo conlleva adquirir mucha herramientas de autoconocimiento y de autoestima. Hoy te voy a explicar una pequeña técnica para empezar a trabajar en ello. 

Te va a parecer sorprendente y tal vez complicado pero es una tarea que conlleva mucho trabajo, empezando por aquí. Esta técnica la llamaremos “Suma de rechazos” y se trata de realizar peticiones o acciones en las que, conscientemente, serás rechazado en cualquier situación que se te pueda ocurrir (Por ejemplo, pedir por la calle 50eu o preguntar a un amigo si podría regalarte su coche). Irás acumulando rechazos. Cada uno de ellos sumarán una pequeña cantidad de dinero en una caja para, una vez logrado el objetivo de obtener varios rechazos, darte un premio. 

Bastará con 10-15 rechazos, depende de tu caso. Se trata de exponerte, por lo tanto debes buscar situaciones que te hagan sentir fuera de tu zona de confort.

Pero no acaba aquí. Cada vez que vayas a ser rechazado vas a anticipar y a imaginar cómo será el escenario y de qué forma puedes ser rechazado y, posteriormente, podrás valorar si sabes hacer predicciones realistas o si estás siendo muy negativo contigo mismo. Esto te permitirá conocerte mejor y así estarás más cerca de tu propósito.

¿Que hago si tengo muchas ganas de comer por la noche?

En muchas ocasiones, la ansiedad por la comida aparece a altas horas de la madrugada. A veces podemos ganarle y dormir pero en otras ocasiones es el “hambre” o la gula el que se apodera de nosotros. El problema viene cuando, tras ir a comer algo, te sientes mal y sientes que no pudiste controlarlo. 

Existen técnicas que ayudan a controlar las ganas de picar por la noche, pero no debes dejar de buscar a un profesional si te encuentras con alguna alarma que indique la posible presencia de un trastorno alimenticio.

Una de las técnicas que podrías probar es el “medidor del impulso”. Consiste en rellenar una botella de agua y dibujar 5 marcas, de arriba a abajo con separaciones cada vez más grandes, dejando entre la última raya y el final de la botella 4 dedos aproximadamente. Introduciremos agua hasta rebosar y se quedará en algún lugar entre tu habitación y la cocina.

Cuando aparezcan esas ganas de picar iras a la botella como haces de forma habitual y empezarás bebiendo el primer escalón, este debe tener agua suficiente como para saciar la sed o incluso un poco más. Este proceso se repite cada vez que intentes ir a por algo de picar, una vez acabada la botella puedes volver a rellenarla y volver a empezar. Se trata de engañar al cerebro llenando nuestro cuerpo de agua hasta dormirnos. Necesitaremos por lo menos 2-3 semanas hasta habituarnos y que sea un proceso natural. 

Es importante recalcar que esta técnica no puede ser nunca sustituida por la cena o por una comida ya que el efecto inverso es potencialmente peligroso para la salud. En estos casos debo advertirte que puedes estar en los comienzos de un trastorno de alimentación ya que suelen disfrazarse de conductas en las que uno cree tener el control. Existen muchos tipos de trastornos alimenticios que nada tienen que ver con la Anorexia tan conocida, por ejemplo el trastorno por atracón, que consiste en ingerir cantidades elevadas de comida de forma descontrolada.